Claudia Sheinbaum con el progresismo globalista

Erick Lobo
6 min readJun 13, 2024

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El reciente triunfo electoral de Claudia Sheinbaum Pardo ha suscitado diversas reacciones y expectativas entre la población. Mientras un sector de la sociedad se muestra escéptico y preocupado por los riesgos de lo que podría ser su gestión, muchos otros ven en Sheinbaum la promesa de un futuro más equitativo y sustentable. Las inquietudes de los primeros, en parte, han sido alimentadas por el fervor propio de lo que fue la campaña electoral, en donde sus adversarios establecieron una narrativa que la presentó como una figura subordinada al presidente saliente, Andrés Manuel López Obrador, que derivará tarde o temprano en una dictadura. Sin embargo, un análisis de sus propuestas y la base ideológica de su pasada administración como jefa de gobierno de la Ciudad de México, revela una lectura distinta.

Claudia Sheinbaum, ahora como Presidenta Electa de México, ha dado a conocer un documento esencial que, junto al Plan Nacional de Desarrollo, marcará la pauta estratégica de su gestión. Bajo el título “Los 100 Pasos para la Transformación”, se moldearán las acciones de lo que será el ejercicio de su gobierno. Dicho documento es una síntesis de las propuestas y aspiraciones recopiladas durante los recorridos de Sheinbaum y su equipo durante la campaña electoral.

Las iniciativas en “Los 100 Pasos para la Transformación” abarcan una diversidad de áreas, desde políticas económicas y sociales hasta asuntos ambientales. Sin duda este documento es el principal referente que se tiene para delinear la perspectiva ideológica y sus probables cursos de acción en las que se enmarcará la nueva mandataria.

Muchas de sus iniciativas se integran a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU, comunmente conocida como Agenda 2030, y al llamado progresismo globalista, que promueve la justicia social, la equidad y la sostenibilidad ambiental a nivel mundial.

Sheinbaum ha dado prioridad a la lucha contra el cambio climático, un tema central para su administración. Según el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC), México ha reducido sus emisiones de CO2 en un 5 % en la última década. Sheinbaum planea aumentar esta cifra en un 15 % durante su mandato, alineándose con el ODS 13 de la ONU. Sus políticas ambientales se centran en la transición hacia energías limpias y la reducción de la contaminación. Estas propuestas no solo buscan mejorar la calidad de vida en el país, sino también posicionar a México como un líder en sostenibilidad a nivel mundial. Este enfoque está en perfecta sintonía con el ODS 13 de la Agenda 2030, que insta a tomar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus impactos. Las políticas de promoción de energías renovables y reducción de la contaminación son claros ejemplos de su compromiso con este objetivo.

En cuanto a la movilidad urbana, Sheinbaum ha puesto un fuerte énfasis en la expansión y mejora del transporte público, reconociendo que un sistema de transporte eficiente y accesible es crucial para la equidad social y la sostenibilidad ambiental. El Banco Mundial ha señalado que solo el congestionamiento en la Ciudad de México le cuesta a la economía local más de 3 mil millones de dólares anuales en productividad perdida. La expansión del transporte público no solo facilita el acceso a oportunidades económicas y sociales, sino que también reduce la dependencia de los automóviles privados, disminuyendo la congestión y las emisiones. Este enfoque se alinea con el ODS 11, que promueve ciudades inclusivas, seguras, resilientes y sostenibles.

La inclusión social y la equidad de género son pilares fundamentales en la agenda de Sheinbaum. Sus políticas están diseñadas para abordar las desigualdades estructurales que afectan a las mujeres y otros grupos vulnerables. Esto incluye programas de apoyo a mujeres víctimas de violencia, iniciativas para aumentar la representación femenina en puestos de liderazgo y políticas que promuevan la igualdad de género en todos los ámbitos de la vida pública y privada. Un estudio de la CEPAL indica que la desigualdad de género en México le cuesta al país aproximadamente el 2.5 % de su PIB. Estas iniciativas están en plena consonancia con el ODS 5, que busca lograr la igualdad de género y empoderar a todas las mujeres y niñas.

El desarrollo urbano sostenible es otro aspecto crítico de su agenda. Sheinbaum aboga por un crecimiento que sea ambientalmente sostenible y socialmente inclusivo. Sus políticas buscan equilibrar el desarrollo urbano con la conservación ambiental, asegurando que todos los ciudadanos, independientemente de su nivel socioeconómico, tengan acceso a una infraestructura urbana de calidad y a un entorno de vida saludable. Esto refleja una visión progresista global que reconoce la interconexión entre desarrollo económico, bienestar social y protección ambiental.

La presidenta electa también reconoce el papel central que la educación y la cultura juegan en la construcción de una sociedad más equitativa y justa. Sus propuestas incluyen la mejora de la infraestructura educativa, el acceso a educación de calidad para todos y el apoyo a iniciativas culturales que fomenten la inclusión y el desarrollo personal. Este enfoque integral asegura que el progreso no se limite solo a indicadores económicos, sino que también abarque la calidad de vida y las oportunidades para todos los ciudadanos.

Tomando como referencia lo anterior, las propuestas de Claudia Sheinbaum son muy similares, en esencia, a las que otros líderes progresistas mundiales como lo son Pedro Sánchez (presidente del gobierno español), Lula da Silva (presidente de Brasil) y Justin Trudeau (primer ministro de Canadá) han venido desarrollando en sus respectivos países.

Por ejemplo, con Pedro Sánchez, comparte una agenda fuerte en igualdad de género y sostenibilidad. Sánchez ha implementado políticas robustas para combatir la violencia de género y promover la igualdad de oportunidades. Además, Pedro Sánchez ha sido un defensor activo de las leyes contra la violencia de género y ha promovido la igualdad salarial entre hombres y mujeres. Sheinbaum enfoca gran parte de su agenda en combatir la violencia de género y mejorar el acceso de las mujeres a servicios y oportunidades. Asimismo, tanto Sheinbaum como Sánchez colocan a la sostenibilidad ambiental como una prioridad, con políticas que apoyan la transición hacia energías renovables y la reducción de emisiones.

Con Lula da Silva, Sheinbaum comparte un enfoque en la inclusión social y la reducción de la pobreza. Durante su presidencia, Lula ha implementado programas sociales como “Bolsa Família” para reducir la pobreza y mejorar la calidad de vida de las clases más desfavorecidas. Sheinbaum, con sus propuestas de inclusión social, busca abordar las desigualdades estructurales en México, proporcionando acceso equitativo a servicios básicos y oportunidades económicas. Ambos buscan empoderar a las comunidades marginadas, asegurando que tengan voz y representación en la toma de decisiones políticas. Las iniciativas de Sheinbaum para mejorar la infraestructura en barrios pobres y promover la inclusión reflejan esta filosofía.

Finalmente, Justin Trudeau ha sido un firme defensor de la diversidad y la inclusión, promoviendo políticas para asegurar la representación de minorías y proteger los derechos de los LGBTQ+. Sheinbaum persigue promover políticas que buscan la inclusión de grupos marginados y la igualdad de género, reflejando una visión similar de equidad e inclusión. Ambos también coinciden en la necesidad de implementar medidas significativas para combatir el cambio climático, con Trudeau implementando un impuesto al carbono y promoviendo la energía verde, mientras que Sheinbaum trabajó, como jefa de gobierno de la Ciudad de México, para reducir la contaminación y aumentar el uso de energías renovables.

Las similitudes en las políticas y enfoques de Sheinbaum con estos líderes ayudan a resaltar su alineación con la Agenda 2030 y el progresismo global. Sin embargo, es importante considerar el contexto actual de cara al futuro próximo: tanto los gobiernos de Trudeau, Sánchez y Lula no gozan de mucha popularidad. En Canadá, el partido conservador lidera las encuestas con un 35 % de intención de voto, superando al Partido Liberal de Trudeau, según Nanos Research. En España, el Partido Popular aventaja a Sánchez con un 28 % frente a un 24 % del PSOE, según el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). En Brasil, la oposición conservadora ha ganado terreno, reflejando un desencanto con las políticas progresistas de Lula. Este escenario refleja que las políticas de corte progresista globalista no están viviendo su mejor momento. Aunado a lo anterior, en los resultados de las recientes elecciones europeas el sector conservador se ha fortalecido, logrando erosionar la base mayoritaria de los grupos de izquierda, debido al hartazgo de los ciudadanos europeos hacia las prácticas de tipo progresista, además, Estados Unidos tiene como gran favorito para ganar las elecciones de noviembre próximo a Donald J. Trump.

Claudia Sheinbaum enfrentará el desafío de implementar su agenda progresista en un entorno político global actual en donde este enfoque ideológico de izquierda ha venido perdiendo terreno, principalmente en los países más desarrollados, lo que requerirá de una estrategia sólida y un compromiso inquebrantable para lograr sus objetivos y demostrar que el progresismo en México tiene algo que ofrecer. Sin embargo, será el tiempo quien juzgue si sus políticas pueden superar las barreras y resistencias actuales, y si realmente lograrán transformar a México en un modelo de justicia social y sostenibilidad.

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